Toronto, Canadá (2002)

Fecha: 23-28 de julio de 2002

Pontífice: Juan Pablo II

Tema: «Vosotros sois la sal de la tierra… Vosotros sois la luz del mundo» (Mt 5, 13-14)

Himno: Lumière du Monde (Luz del mundo)

En su mensaje, el papa hizo una comparación entre la sal y el bautismo. Del mismo modo que la sal sazona y dar sabor a los alimentos, «por el bautismo, todo nuestro ser ha sido profundamente transformado, porque ha sido «sazonado» con la vida nueva que viene de Cristo (cf. Rm 6, 4)». La sal se usa para dar sabor, y también para conservar los alimentos; del mismo modo nuestro bautismo da identidad al cristiano y hace que ésta se consolide en el tiempo, haciéndo que el cristiano sea capaz de comprender y de responder a la llamada de Dios. El Papa invitò a los jóvenes a descubrir la historia de la Iglesia y las raíces cristianas de la civilización. Les invito a seguir a los testigos de la fe, teniendo en cuenta la vida de apostolado a la que todo criatiano está llamado. La luz también tiene una gran fuerza evocativa en relación con la vida cotidiana y con toda la historia de la humanidad. El Papa repitió una imagen simbólica a la que se había referido en la JMJ de Roma en el 2000: les dijo a los jóvenes que fueran “centinelas de la mañana”, aquellos «que anuncian la llegada del sol que es Cristo resucitado!». La santidad es la meta que san Juan Pablo II les propuso a los jóvenes, porque «la santidad da pleno sentido a la vida, haciéndola un reflejo de la gloria de Dios».

Todas las intervenciones del Santo Padre: https://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/travels/2002/travels/documents/trav_canada-guatemala-mexico-2002.html

Síntesis elaborada sobre la base de la ficha publicada por frontierarieti.com, órgano de la Diócesis de Rieti